El titular de la diócesis de Avellaneda-Lanús difundió un mensaje con esta solicitud y otras recomendaciones ante el panorama epidemiológico que se vive en gran parte del país desde el mes pasado.
Ante el considerable incremento de los casos de coronavirus, el obispo de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, padre Marcelo Margni, exhortó a los fieles, en particular, y a toda la comunidad a vacunarse, completar el esquema de dosis y a respetar las medidas de cuidado preventivas con el objetivo de frenar los contagios.
Al respecto, el prelado pidió a la comunidad diocesana que redoblen los esfuerzos para hacer de las celebraciones y encuentros en espacios “seguros y cuidados”. “Pongan la mayor atención en respetar y hacer respetar las indicaciones que vienen de las autoridades de salud”, sugirió en un mensaje ante el nuevo panorama epidemiológico que se vive en gran parte del país.
“No den lugar a rumores infundados, a opiniones pronunciadas sin sustento alguno, a mensajes que, irresponsablemente, generan confusión y repercuten –como estamos viendo– en un agravamiento de la situación”, sostuvo y agregó: “Confío en el buen juicio y el discernimiento evangélico de las y los responsables pastorales de las parroquias”.
Llamado a la esperanza
Además, requirió a quienes no recibieron las vacunas “que, en nombre del Amor en el que creemos, que se las apliquen. Por ustedes mismos y, en especial, por las personas más vulnerables”. En este sentido, invitó a no dejar de tener presente en la oración a “quienes más sufren y a quienes cuidan la salud”.
En este sentido, profundizó que “está el esfuerzo, el largo, heroico y aún extenuante esfuerzo de todo el personal médico y de la salud. Está el compromiso de mujeres y hombres que, desde hace casi dos años, luchan por contener y erradicar la pandemia, aún a costa de su propia vida. Está la angustia de los pobres, de quienes pierden su fuente de ingreso, de los sectores más vulnerables y expuestos de nuestra sociedad. Detrás de los fríos números de las estadísticas, está la vida de nuestros hermanos y hermanas”.
“Mi mensaje quiere ser no un grito de alarma, sino un llamado a esa esperanza comprometida que nace del Evangelio. Esta, en definitiva, es la buena noticia que hemos oído y en la que creemos: amadas y amados, hechos capaces de vivir en el amor, amándonos mutuamente pasamos juntos y juntas de la muerte a la vida”, finalizó.