Cerrados desde el 20 de marzo, algunos alquilan sus equipos y otros venden comida. Presentaron los protocolos sanitarios y están a la espera de que los autoricen a reabrir sus puertas.
Trabajadores y propietarios de gimnasios de la región se ven obligados a alquilar sus equipos y a vender comida para poder sobrevivir, ya que corren peligro de quiebra, debido a que permanecen cerrados desde hace 6 meses por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) declarado por la pandemia de coronavirus.
Por eso, están desesperados porque «corren riesgo muchas fuentes de trabajo» y acuden al ingenio con el objetivo de que les ingrese algo de dinero, al mismo tiempo que remarcaron que «ya presentamos un protocolo en la Superintendencia de Riesgo de Trabajo de la Nación, el cual ahora esperamos que las autoridades locales lo aprueben».
La secretaria general de la seccional Florencio Varela-Berazategui de la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDyC), Isabel Galarza, describió que la situación «está complicada para los más de 750 afiliados que tenemos en la seccional y para los 70 gimnasios que están en la zona».
En este sentido, mencionó que, al permanecer cerrados, «algunos dueños de gimnasios se vieron obligados a alquilar los equipos, como pesas y bicicletas fijas, a los vecinos. En otros casos, se volcaron al rubro gastronómico y están vendiendo comida».
Con respecto al panorama laboral, Galarza sostuvo que el subsidio de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que abona el Gobierno Nacional, «no llega a alcanzar a todos».
En tanto, reveló que existen gimnasios pequeños, «que son más un microemprendimiento que una empresa, los más afectados».
Asimismo, enfatizó que «entendemos que estamos en pandemia, no desconocemos la situación sanitaria, pero necesitamos que los gimnasios vuelvan a abrir. Para volver a funcionar, presentamos un protocolo a la Superintendencia de Riesgo de Trabajo de la Nación, en el cual se destaca el ingreso con horario pautado, el distanciamiento social, y la colocación de estaciones de limpieza de manos. Estos fueron aprobados por la Superintendencia. Ahora aguardamos la autorización de las autoridades locales».