Ruca Hueney lanzó una campaña para recaudar fondos y comprar sensores de movimiento, que se sumarán a una alarma. En el último ataque hubo distintos daños y la sustracción de ropa usada.
Tras sufrir tres robos durante la cuarentena, el Centro de Discapacidad Ruca Hueney de Florencio Varela comenzó una campaña para buscar fondos con el objetivo de comprar sensores de movimiento y evitar nuevos ataques. Se trata de la segunda parte de un plan de seguridad ya que debieron hacer lo mismo para comprar una alarma.
El último hecho -en el que rompieron la reja y realizaron un boquete- se produjo en el sector de la Feria Solidaria, donde venden ropa usada, calzados y mobiliario, para cubrir gastos corrientes como los servicios.
La entidad asiste a 50 niños y de 15 a 20 jóvenes adultos con discapacidades físicas y mentales leves, desde hace 30 años. Sus autoridades indicaron que «en estas tres décadas ya sufrimos 30 robos».
En diálogo con este medio, el presidente del Centro Ruca Hueney, Pablo Alberto Medina, remarcó que el último hecho «fue a fines de mayo y tuvimos que juntar dinero para comprar una alarma. En primer lugar, nos pasaron un presupuesto de 45 mil pesos, pero conseguimos otro que nos cobró 27 mil».
«Ahora estamos con la segunda parte del plan que es comprar una barrera de seguridad, con sensores de movimiento. Recibimos un primer presupuesto de 15 mil pesos cada uno y ahora conseguimos otro a 7 mil. Nuestro objetivo es comprar dos», subrayó.
Dichos artefactos -explicó- «serán colocados alrededor de la institución y detectarán si hay alguien que quiere entrar». Reiteró que el objetivo es frenar los robos, «la última vez se llevaron lo que vendíamos en nuestra feria solidaria. La mayoría era ropa usada donada que nos servía para los gastos corrientes».
Asimismo, mencionó que «aquellas personas que deseen ayudarnos nos pueden escribir a nuestra cuenta de Facebook «Ruca Hueney» o escribirme o llamarme a mi teléfono celular que es 11-33378862″.
En otro orden, la institución, más allá de que no ofrece sus talleres y apoyo de manera presencial, mantiene el contacto con los niños y adultos, ya que gracias a la Diócesis de Quilmes, entrega alimentos frescos y secos a las familias.