La capacidad no puede superar el 30 por ciento, a los asistentes se les toma la temperatura y deben utilizar barbijos. Las instalaciones se desinfectan antes, durante y después de la celebración.
Los salones de fiestas de Quilmes están de celebración ya que, luego de 8 meses de cierre, reabrieron sus puertas el viernes tras recibir la autorización por parte del municipio. Eso sí, no es como antes, ya que deben cumplir con el protocolo sanitario pertinente para evitar contagios de coronavirus.
Fue un tiempo que significó una eternidad para los dueños y trabajadores del rubro, y donde varios locales tuvieron que cerrar sus puertas debido a que no estaban permitido su funcionamiento, y otros tuvieron que reinventarse, como por ejemplo, transformándose en un restobar. Sin embargo, esperan aprovechar «la temporada alta» de festejos como para empezar a ponerse de pie.
Al respecto, la dueña del Salón Vicente, Vanesa Portinari, manifestó estar “contenta de que podamos reabrir luego mucho tiempo. La última vez que trabajamos fue el 14 de marzo. Y, ahora, por suerte, ya estamos recibiendo consultas ya que estamos en plena temporada alta de celebraciones”.
Remarcó que no es como antes porque deben acatar las medidas de prevención contra el coronavirus. Una de ellas se vincula a la capacidad del salón, y con respecto a este tema, señaló que “la capacidad quedó reducida al 30 por ciento. Lo tenemos habilitado para 200 personas, pero ahora podrán concurrir 60”.
Además, instalaron “una alfombra sanitizante y le tomamos la temperatura y le damos alcohol en gel en las manos a la gente. Deben ingresar con el tapabocas y sólo deben quitárselo al momento de comer y en las mesas deben estar sentados grupos de 4 a 6 personas, preferentemente familiares. También desinfectaremos las instalaciones, como los baños, antes, durante y después de le celebración. En tanto, están obligados a firmar una declaración jurada informando que se encuentran sin síntomas o que no tuvieron contacto con alguien que sí los tuvo”.
Posteriormente, Portinari reconoció que “fueron meses difíciles, tuvimos que acceder al préstamo tasa cero para poder pagar los servicios. Además, hace un mes comenzamos a funcionar como restobar pensando que iba a tardar más en producirse la reapertura. Ahora continuaremos con las dos cosas”.