
ElEsencial.com lanza un ciclo de informes especiales vinculados al espectro espiritual.En la primera edición, dialogamos con la vecina de Quilmes en una entrevista atrapante.
Las terapias holísticas viven un momento de alta demanda tras la llegada de la pandemia. Con la finalidad de aliviar los espíritus, la vecina Gabriela Riveros fortaleció su proyecto destinado a diferentes terapias alternativas a partir de su Centro de Luz “Angelical”, ubicado en Quilmes.
En diálogo con ElEsencial.com, Gabriela señaló que los principales motivos que impulsan a sus consultantes a recurrir a ella son variados, aunque el que sobresale es “la inseguridad en el sentido de que no se creen merecedores del estado de abundancia constantemente” y resaltó “el apego por relaciones que terminan y les duelen”. También, puntualizó la imposibilidad de “no estar en equilibrio para alcanzar el mejor estado de uno mismo”.
Ante estos problemas, afirmó que despliega todos sus conocimientos como “maestra canalizadora angelical, médium angelical, metafísica. Con todas ellas me siento muy identificada”, las cuales traduce también en retiros espirituales que incluyen “meditación, sanaciones de los linajes paternos y maternos, sanación del niño interior, rompimiento del patrón del árbol genealógico”.
En esos encuentros, precisó que ese tipo de encuentros “sirven para mirar para dentro de cada uno, encontrar esa emoción que está ahí, aquél deseo que está bloqueado y no pueden concretarlo”. “Cuando la energía queda estancada, se pudre y es lo que nos impide avanzar”, sumó y ejemplificó: “Con la sanación del niño interior, podemos sanar ese abandono y de ahí alcanzar el mejor estado energético para sentirse merecedor y un adulto seguro”.

La manifestación
Gabriela recalcó su profundización por lo holístico a partir de “una manifestación de un ángel, en este caso Uriel, en mi espacio. Yo renuncié a un trabajo en Capital Federal y en medio del caos de la pandemia. Esa fue mi primera canalización con ángeles”. Dentro de esa vivencia, citó que “el mensaje que dio fue que ´me quedara tranquila, que tu providencia estaba asegurada´. Al final, me transmitió mucha paz”.
No obstante, rememoró que su primera experiencia ante las presencias tras relatar que “ocurrió a los 8 años, en mi casa. Vinieron familiares de Posadas, eran como 20. Cuando me mandaron a poner la mesa, siento que alguien me habla al oído. En el momento en el que me di cuenta, noté que se trataba de alguien que yo solo veía. A partir de ese instante, me prohibieron hablar de eso”.
Esa experiencia, le sirvió para animar a los hombres y mujeres que solicitan sus servicios: “El miedo que ellos sienten es el reflejo de lo que yo viví. Todos somos espejo, lo que me queda es la alegría de ayudarlos”, concluyó