Los participantes tienen entre 16 y 24 años, que se capacitan en la música. En su entorno han tenido familiares o amigos con consumos problemáticos.
Jóvenes de familias atravesadas por situaciones de vulneración de derechos tienen la posibilidad de desarrollarse como artistas y de encontrar herramientas de integración comunitaria gracias al estudio de grabación y sala de ensayo del Dispositivo Territorial Comunitario de la SeDroNar en Avellaneda, que dicta diferentes talleres de manera gratuita a todos los vecinos, tengan consumos problemáticos o no.
Los participantes cuya franja etaria va desde los 16 hasta los 24 años incorporan conocimientos que trascienden los musicales debido a que conciben también a confiar en ellos mismos y a relacionarse con otras personas que vivieron situaciones similares.
Si bien en la actualidad cuenta con 12 asistentes, mantiene los brazos abiertos para todas aquellos que deseen sumarse. Para formar parte de las capacitaciones, los interesados tienen la posibilidad de acercarse al establecimiento de Manuel Estévez 1110 -en el predio de Lever Villa Tranquila-, de lunes a viernes, entre las 10 y 16. Además, pueden escribir un mensaje privado a su perfil de la red social Facebook, como DIAT Sedronar Avellaneda.
Precisiones de la coordinadora
La coordinadora, Soledad Iglesias, precisó que los principales participantes “son jóvenes de familias que transitaron por diferentes situaciones de vulnerabilidad o que en su entorno tuvieron algún ser querido o amigo con consumos problemáticos”.
En lo que corresponde a los conocimientos artísticos transmitidos en los talleres que se dictan en el estudio de grabación y la sala de ensayo, Iglesias precisó que “realizan free style o rapean, también aprenden a componer los sonidos ya que cuentan con la oportunidad de utilizar la consola de más de 60 canales, que es absolutamente profesional”.
No obstante, destacó que lo principal es que “ellos tienen la posibilidad de expresar lo que sienten y viven. Lo pueden compartir con otros jóvenes” y agregó: “Sienten que no están solos, algunos se enteraron acá que vivían en el mismo barrio y habían transitado por situaciones similares”.
“Si bien concurren personas en contexto de vulnerabilidad, si desean participar otras que no se encuentran en esa situación, son muy bienvenidas”, añadió.
También, subrayó en diálogo con en el Sureño que es “un ejemplo de la presencia del Estado como amplificador de derechos”.
En otro orden, Iglesias aportó que más allá de las prácticas en los estudios de grabación y sala de ensayo, otras de las estrategias de abordaje territorial es la huerta comunitaria y terapéutica “en la que también participan diferentes personas. Es abierta a todos, como sucede en el estudio de grabación y sala de ensayo, no necesariamente tienen que encontrarse en un entorno con derechos vulnerados”.
“El principal objetivo de la huerta es demostrar la importancia de la figura del otro, de que uno solo no puede vivir sin encontrarse dentro de un colectivo. Obvio, también se transmiten los conocimientos básicos”, cerró.